Está acusado de abusar sexualmente de una chica de 22 años. Tras dos meses en una clínica psiquiátrica, le permitieron irse a vivir con su mamá a un barrio privado.
Rodrigo Eguillor, más conocido como el «cheto de Banfield», llevaba más un año detenido en el programa de Salud Mental del penal de Ezeiza cuando por su patología psiquiátrica requirió otro tipo de atención. Así, con el aval de la Justicia, fue internado en una clínica privada. Y ahora logró el arresto domiciliario.
Fue el juez Alejandro Noceti Achaval, del Tribunal Oral y Criminal Nº 10, quien tomó la medida que benefició a Eguillor. Lo hizo teniendo en cuenta la pandemia por coronavirus.
Eguillor está acusado de abuso sexual y privación ilegítima de la libertad de Lourdes Segura, una chica de 22 años a la que conoció a través de Instagram y citó en su departamento de San Telmo.
Fue en noviembre de 2018, cuando los vecinos del edificio escucharon los gritos de Lourdes y salieron a ver qué pasaba. La situación quedó grabada por los celulares: Eguillor la empujó contra la pared mientras ella forcejeaba para zafar.
Consultado por este tema, el abogado de Lourdes, Alejandro Díaz, del estudio de Fernando Burlando, dijo a Clarín: «Ahora está en la casa que comparte con su mamá en un barrio privado de la zona Sur» del Conurbano Bonaerense.
Mientras estuvo preso en Ezeiza, en el sector conocido como PRISMA (área psiquiátrica), tenía un tratamiento ambulatorio. Y cada dos meses, además, Eguillor era sometido a una evaluación psiquiátrica.
«La última determinó que no estaba en condiciones de afrontar un juicio, por lo que aún no hay fecha para el debate», explicó Díaz.
En ese entonces, de parte del imputado se pidió que fuera trasladado a un instituto para afrontar otro tipo de tratamiento psiquiátrico. Algo que a lo que TOC N°10 accedió.
«Lo derivaron al clínica Avril y se hizo cargo la prepaga de la madre de su internación, pero ahora dijeron que ya estaba en condiciones de volver a la fase ambulatoria», detalló el abogado de Lourdes.
Y entonces se abrieron dos opciones: volvía a la cárcel de Ezeiza, al pabellón de Salud Mental donde pasó más de un año, o le daban la domiciliaria. La pandemia colaboró para que el fiscal también aceptara el beneficio del arresto en la casa de la madre del imputado.
El arresto domiciliario lo cumple en un country, pero no frena las evaluaciones psiquiátricas que le hacían cada dos meses.
«Esa medida, se mantiene y, además, una vez por semana debe ir a ver a un psiquiatra: su madre es la encargada de llevarlo», concluyó Díaz.
Trastorno esquizofreniforme
Según el examen que el Cuerpo Médico Forense le realizó en 3 de diciembre a Eguillor, «presenta afección clínica compatible con trastorno esquizofreniforme».
Y sigue: «Se observa mejoría dada su aceptación del tratamiento psiquiátrico/psicológico instaurado. No hay riesgo cierto e inminente actual para sí y/o terceros, aquí y ahora. Se encuentra al momento actual dentro de las previsiones del artículo 77 del Código Penal».
De acuerdo al artículo 77 del Código Procesal Penal de la Nación, si durante el proceso judicial se detecta una incapacidad mental, el tribunal podrá suspender la tramitación de la causa y ordenará la internación de la persona en un establecimiento donde se le informará sobre el estado del imputado. En otras palabras, refiere a si Eguillor tiene la capacidad o no de estar en juicio.
Lo cierto es que el informe del cuerpo médico forense se hizo después de que fue detenido, imputado y procesado. Y ahí se determinó que «las facultades mentales de Rodrigo Eguillor no encuadran dentro de los parámetros considerados como normales, desde la perspectiva médico legal».
«Eguillor comprendía todo. Además, esta situación psíquica de él no es permanente. Puede ser reversible», había dicho el abogado de Lourdes por entonces.