Lo que ocurrió este domingo en las elecciones legislativas profundizó la deserción electoral de la gente, provocando el mayor ausentismo desde el retorno de la democracia, según el informe de la Cámara Nacional Electoral, que hizo el último corte cuando cerró la jornada electoral, a las 18 horas y estimó en 66% la participación electoral, pese a que el voto era obligatorio.
«Hay un mensaje directo a la clase política, de fastidio, desencanto, desconfianza, hartazgo y rebelión», dijo a Clarín, Marcelo Bermolén, director del Observatorio de Calidad Institucional de la Universidad Austral, quien había anticipado esta baja participación electoral.
Y agregó el especialista: «La ciudadanía no está cansada ni de las elecciones ni de la democracia. Está enojada con la dirigencia política y saturada de sus fallas y les está dando un mensaje que hasta el momento la política no atiende ni entiende».
Entre los factores que pudieron incidir en este comportamiento para entender la baja participación de los ciudadanos en estas elecciones, se destacan la desconfianza en las instituciones y en los partidos políticos, percepción de corrupción en la clase política, falta de propuestas que respondan a las necesidades ciudadanas, sensación de que el voto no produce cambios reales, cansancio ante campañas negativas o de polarización extrema, proliferación de noticias falsas y desinformación, así como sentimientos de desencanto por promesas incumplidas, entre otros factores.
















































