Morales pisó suelo riojano minutos antes de las 11, en compañía de la intendenta de La Rioja, Inés Brizuela y Doria; el senador nacional Julio Martínez y otros dirigentes distritales, con el propósito de desarrollar una intensa agenda política e institucional.
En este marco, indicó que los argentinos tendrán que afrontar el desafío y el compromiso de definir democráticamente el rumbo a seguir y consideró que el camino es “hacer frente a los problemas”, a los cuales “no les tengo miedo y lo demostré en Jujuy con la verdad y de cara a la gente”.
Dirigiéndose a los riojanos, aseguró que “no hay provincias inviables” y anticipó que “tenemos grandes proyectos en todo el territorio con la cabeza enfocada en las economías regionales”. “Eso lo podemos lograr puntualmente los que vivimos y conocemos el interior”, sentenció.
A fin de ilustrar sus conceptos, Morales recordó que ordenó Jujuy y lo devolvió a la paz, al orden jurídico y democrático y al respeto por los derechos individuales y colectivos, para luego completar el reordenamiento de las cuentas públicas dejando atrás 32 años de déficit fiscal.
Continuó refiriendo a la transformación de Jujuy, resaltando que “hoy tiene una matriz productiva diferente” y afirmó que “Argentina necesita esto y como presidente también puedo hacerlo a nivel nacional, tal como lo hice en Jujuy”.
Asimismo, planteó la necesidad de perfilar un máster plan de inversiones en infraestructura energética; un programa de inversiones en materiales críticos; enfrentar una gran reforma educativa y, en este sentido, rediscutir la escuela secundaria con orientación profesional de cara a la demanda del nuevo mundo que requiere economía del conocimiento, alimentos y energía renovable.
Morales subrayó que su hoja de ruta contrasta significativamente con la falta de un plan que evidencia el gobierno del Frente de Todos “loteado” y “anárquico” por las peleas internas de Alberto Fernández y Cristina Kirchner. En su análisis, Morales profundizó las diferencias que sostiene con el presidente, afirmando que “no pacto con la impunidad”, en clara alusión a la decisión de Fernández de visitar a Milagro Sala, condenada por reiterados delitos estrechamente vinculados a la violencia y la corrupción en detrimento de los pobres. “El presidente prefiere a los delincuentes y hasta los recibe en la Casa Rosada, lo cual preocupa profundamente”, advirtió.
En esta línea argumental, reivindicó el rol independiente de la Justicia jujeña, severa y sistemáticamente atacada por facciones kirchneristas, indicando que “llegué al gobierno tras 32 años de gestión peronista, la cual designó el 90% de los jueces en Jujuy y son los que condenaron a Milagro Sala, por lo tanto, resulta inaceptable hablar que controlo la Justicia”.
“Solo los que vivimos en Jujuy sabemos la corrupción, la violencia, la impunidad y la muerte que se vivía”, prosiguió y enfatizó que “son ellos los que destruyeron la cultura del trabajo y el esfuerzo y hay que terminar esto, garantizando a las personas el acceso a un trabajo digno”.
Puntualizó que Alberto Fernández “se quejó de los allanamientos a organizaciones sociales, procedimientos en los que se encontraron 50 mil dólares y 8 millones de pesos”. “En cambio, nosotros recurrimos a la Justicia, denunciamos y presentamos pruebas”, insistió.
Por otra parte, aseguró que “como presidente exigiré respeto para cada argentino” y recalcó que reclamará que “a los argentinos nos traten bien en Bolivia o en cualquier otro país”. “Que nadie mire a un costado, porque los convenios de reciprocidad están vigentes”, concluyó Morales.


















































