A fines de los setenta, Marcelo Castro, nació en San Salvador de Jujuy, -por cuestiones del destino- tras un control de rutina su mamá dio luz a su vida, pero arraigó sus raíces en la tierra que lo acunó desde el vientre.
Sampedreño y de barrio por donde se lo miré, cuenta con una ilusión intacta en sus ojos, los recuerdos de los «changos» en la vereda «hasta que la mamá» los llamaba para entrar a la casa. Crecer con amor, seguridad, responsabilidad y cariño derraman sus palabras al recordar la felicidad que le provocó recorrer su camino, colmado ante las preguntas de nuestra redacción cuenta lo agradecido que se siente con la vida, por todo lo que su familia supo darle e inculcarle.
Su papá, Marcelino, policía retirado, y su mamá, Bety, ama de casa, junto a sus hermanos Juan y José Luís, Marcelo encaró la vida con una mirada de superación, con profundos valores y fuertes cimientos. Estudió en la Escuela Normal General José de San Martín de San Pedro, en todas sus etapas. Al finalizar sus estudios secundarios, decidió abordar abogacía, pero sin dejar atrás a su tierra.
Su esfuerzo y empeño, y algo de suerte, lo llevaron a practicar la docencia en Palma Sola, «me animé» relata. Dos horas camino de ida y vuelta, ramal adentro, se dispuso a enseñar inglés a las infancias del lugar, experiencias maravillosas, con realidades distintas, con las convicciones intactas. Recorrer cuatro horas, para enseñar cuarenta minutos un día, y veinte minutos, otro, le ayudó a costear parte de sus «gustitos». «Vengo de una familia trabajadora, nunca me faltó nada, siempre mi familia pudo darme todo, pero yo quería poder pagar mis gustos, darme algunos gustitos, y quería hacerlo por mi cuenta. Además era una nueva experiencia, un viaje lleno de esperanzas. Llegar y ver a los chicos que esperaban atentos poder aprender inglés. Yo nunca fui profesor, pero terminé mis estudios en una escuela de inglés, de aquí, de San Pedro, así que retomé mis estudios, repasé y me dije, aquí vamos».
Plenos 20 años, Marcelo estudiaba abogacía, mientras enseñaba inglés en un pueblito del pueblo del ramal, a sol y sudor, con fuerza y empeño costeó sus viajes a Salta cuando debía rendir materias finales, hasta que aquella ilusión de ser abogado lo abrazó. «Me recibí estando aquí, estudiando a distancia, elegí quedarme en San Pedro».
Entre las experiencias más hermosas que recuerda se encuentran sus horas en la vereda, la calle Paterson donde siempre vivió, marcado por una infancia feliz. Arrima una anécdota donde pudo acompañar a uno de sus alumnos que ganó un concurso de preguntas, no se imaginó la semilla que sembraba. Semanas después pudo acompañar los sueños de este niño, y juntos llegaron a la gran ciudad, Buenos Aires. «Muchos ni siquiera conocían San Pedro, mucho menos San Salvador, así que fue una de las experiencias más hermosas». Marca con anhelo, y proyección en ellos, «estos chicos eran distintos, se merecían todo. A veces podían resultar más pícaros, otras mucho más ingenuos, pero inspiraban, eso que te mueve el alma y te dan ganas de seguir, no solo por vos, si no porque sabes que se puede dar una vida mejor».
El alud que destrozó todo a su paso
Así pasó el tiempo hasta que un día, la línea de colectivos que lo llevaba ramal adentro se detuvo abruptamente. «No teníamos la comunicación que hoy tenemos, nos quedamos helados cuando vimos lo que pasaba. Era una tragedia, el alud, por las fuertes precipitaciones se había llevado todo, muchos murieron, muchos perdieron todo. La escuelita estaba llena de barro, había mucha angustia».
Aquel 2001, aquel martes el alud azotó con furia las tres localidades cercanas, Palma Sola, el Talar y Vinalito, dejando 8 muertos, más de 20 desaparecidos. Niños, niñas, abuelos, familias enteras habían sido arrastrados por el alud que se produjo este martes por la noche, y dejó la crueldad de la naturaleza al descubierto. «Fue una experiencia horrible, no podíamos creer lo que ocurría. Estas familias perdieron todo». En la epifanía de encontrarse con otras realidades avanzó sin prisa pero sin pausa, determinado a continuar sus estudios, que tiempo después darían sus frutos.
Multifacético, pasó por la docencia como pasión, el canto -perteneciendo a «Los Tunos»- vistiendo y tocando instrumentos del siglo XIII, los mismos que los estudiantes usaban en la época. «Qué recuerdos!, nos vieran usando calzas, hombreras grandes, vestidos de la época y cantando, interpretando eso que nos daba felicidad». Junto a los conocidos «Tunos», pudo recorrer y recolectar grandes lugares e historias, pero sin dejar de tener los pies sobre la tierra, y las convicciones en su horizonte.
Como miembro de aquel grupo musical, vio por primera vez a Gerardo Morales, quien asistió a su presentación y entre bromas y risas, «Los Tunos», lo presentaron, «Queremos que sepan que tenemos un Tuno recién recibido de abogado». Allí su estrella comenzaría a guiar su camino.
Conoció mucha gente, entre ellas nombra a la ex diputada provincial, excelsa abogada, referente en su camino, Dra. Clara Lange de Falcone, más conocida como «Titina», ex presidenta del Superior Tribunal de Justicia de Jujuy, marcó su sendero al invitándolo a trabajar con ella en su estudio, oportunidad que emprendió con gran entusiasmo. «Éramos un grupo de abogados jóvenes».
«Cuando ‘Titina’, fue llamada al Superior Tribunal de Justicia, decidí seguir mi camino, me especialicé en Derechos Humanos, para tratar con personas que se encontraban en contexto de encierro». Marcelo cayó en la cuenta. No sólo de sus capacidades, si no de eso que sintió cuando ganó el concurso con su alumnito y viajó a Buenos Aires, si era posible modificar de alguna manera, aunque sea con pequeño grano de arena, la vida de las personas que lo rodeaban.
Y así como el agua, versátil y tenaz, transcurrió sus años, hasta el llamado, fruto de su amplio trabajo y reconocimiento. «El Dr. Julio Bravo, me llamó para trabajar con él, y me embarqué, dije sí y jamás defraudé esa confianza que depositó en mí. Yo no sabía que iba a ser Secretario de Gobierno de mi San Pedro, pero si había escuchado rumores de que sería llamado para ocupar un cargo en esta gestión». Marcelo suelta un suspiro y sigue, «trabajamos mucho, Julio trabajó en las calles, haciéndose de abajo para que la gente lo conozca. Recuerdo recorrer las calles junto a los jóvenes que hoy, -ya pasados los años-, forman parte de una gestión, de siete años de gestión que llevamos bajo la transparencia y el compromiso con nuestro San Pedro».
“Me defino como una persona honesta, trabajadora, familiar por sobre todas las cosas y un estudioso de la realidad, con la perspectiva de brindar soluciones reales para una sociedad que pide a gritos ser escuchada».
La propuesta a la Secretaría de Gobierno
Aquel 2015, San Pedro atraviesa una situación en extremo precaria, no sólo políticamente sino es la vida en sí misma. La pobreza, el hambre, la desolación y la falta de perspectivas políticas para organizar la vida de los ciudadanos y ciudadanas, fue el escenario donde inició como funcionario, su carrera política. Primero poniendo el cuerpo en las calles, luego aceptando las responsabilidades que su compromiso permitió, y siendo el nuevo Secretario de Gobierno, joven, entusiasta y acompañado con un equipo, que a diferencia de otros partidos políticos- comenzaba una nueva historia. «Creo que, además del trabajo que se realizó durante el tiempo de campaña, el año anterior al 2015 también, el trabajo fino con la gente, con todo lo que hicimos, -porque tengo que hablar de éste equipo, sin el que no somos nada-, éramos una hoja en blanco. San Pedro tenía una alternativa diferente».
Sin dudas el escenario político era abrumador. El nuevo gobierno municipal inició con una toma de tierras que se produjo, cinco meses antes de que asumiera Julio Bravo a cargo de la gestión. San Pedro se convirtió en una serie de asentamientos como nunca antes se vio. La pobreza se había instalado en la ciudad y el primer plan del gobierno fue regularizar esa situación y brindar la ayuda necesaria. La articulación de instituciones, el compromiso con el pueblo sampedreño, puso sobre la mesa la demanda que necesitaba ser cubierta lo antes posible. Hoy la ciudad ha crecido de una manera descomunal, posee al menos 50 barrios y los centros vecinales van retomando actividades. «Hoy trabajamos con el vecinalismo. Le enseñamos a la gente cuáles son los alcances de sus derechos y que las instituciones son un medio para mejorar la calidad de vida. No perder el contacto con la gente fue determinante para garantizar el bienestar de la ciudad e ir afianzando un gobierno que iba a hacer. Vinimos a hacer».
Así transcurrió la vida en San Pedro, y cuando se logró cierta estabilidad, la pandemia apareció para sembrar terror y muerte. «El Covid nos agarró de una manera impresionante, no había información, si te enfermabas te morías. Pero con la convicción que caracteriza al gobierno de nuestro intendente, que fue el primero en estar en las calles, cubriendo las necesidades de la gente». «Yo fui uno de los primeros contactos estrechos de la ciudad, y tuve la posibilidad de irme a un hotel durante diez días para así cuidar a mi familia».
Su deseado y esperado hijo León, del que habla con absoluto amor, dice, «Soy un hombre feliz, el momento más lindo fue ver llegar a este mundo a León, tras de una larga lucha, de años. Él tenía meses de vida, y la preocupación por el contagio fue terrorífica”.
Continúa, «pensar que pusimos la vida de los sampedreños por sobre la nuestra, porque la decisión política en ese momento fue salir a las calles, diseñar el plan de manzaneros para llevar el sustento diario a quienes la estaban pasando pésimo. Nuestros números se hacían públicos en forma constante en las redes sociales. Pero sin dudas aprender de la organización del Gobierno Provincial nos ayudó, no sólo a tomar las medidas necesarias, sino a entender que la situación iba a empeorar y debíamos prepararnos». La ciudad colapsó, como el mundo, pero aprendieron a sobreponerse y tomar medidas en el Hospital Paterson, que se convirtió en un hospital de cabecera que proporcionaría asistencia incluso a Libertador General San Martin, todos los pueblos y lotes que pertenecían al Departamento de San Pedro.
Ya con una experiencia en la gestión y aprendiendo de la pandemia, aprendiendo de la resiliencia de la gente, siempre, se dieron paso las elecciones en el año 2021. Y la propuesta llegó una vez más a su puerta. «Fue algo que se trabajó mucho, no había improvisaciones al respecto. Con la experiencia que tenía ya en ese momento, y la predisposición para que el Dr. Bravo dispusiera plenamente, se planteó que estuviera como suplente en la lista, aquel año. Cuando pasaron las elecciones, con buenos resultados para nuestro gobierno municipal, el intendente me dijo ‘te necesito en la Secretaría de gobierno en esta gestión también’. Y eso es una confianza que es imposible quebrantar, si hay una característica de quienes venimos de barrio, de una clase trabajadora es nuestra lealtad». Así con todo el apoyo de San Pedro Bravo inició su segunda gestión, junto a Marcelo, y un equipo joven, inspirador y capaz.
Candidatura y certezas
«Hace tiempo que mi deseo fue, -también- formar parte del Concejo Deliberante. Y fue algo que se planificó y masticó profundamente». Marcelo relata con un compromiso reflejado en sus acciones, expone un sin fin de gestiones, laboriosamente analizadas para mejorar la calidad de vida de los sampedreños. «Si el equipo te necesita, tenés que estar disponible, ser funcional al equipo».
Menciona como uno de los tantos proyectos abordados por el Gobierno Municipal, el Plan Hornero. «La pobreza extrema que viven muchos de los sampedreños, debido a la difícil situación económica que atraviesa el país, aquí en San Pedro están siendo solucionados. De a pocos avanzamos hacia el sueño de que cada uno de los sampedreños puedan tener agua en sus casas, un sueño que dentro de muy poquito se va a lograr. Pero aquí quiero resaltar el trabajo conjunto, porque todo esto se da en el marco de un trabajo mancomunado, donde la municipalidad pone la mano de obra, y con colaboración de provincia y de los vecinos, se puede dignificar la vida de quienes ni siquiera podían ‘darse el lujo’ de tener un baño». «Y esto es una decisión humanitaria que sale de conocer la realidad, y son soluciones concretas, es por eso que Julio Bravo tiene que seguir siendo intendente. Todas las decisiones las toma desde el corazón y desde el ser humano que es y no desde la consecuencia política que eso pueda llegar a tener».
Marcelo Castro, se construye y reconstruye en lugar donde no sólo puede pensar en forma libre, sino que sus ideas son tomadas en cuenta, y he allí la cuestión, que no es una mera casualidad, su candidatura. «Soy una persona humilde, trabajadora, que sigue teniendo presente su pasado, tengo los mismos amigos de mi infancia, muchos que en el camino de este recorrido se fueron sumando.
Inclaudicable en sus palabras nos dice, «amo lo que hago, conozco todo lo que es la administración pública de eje municipal, al igual que varios de mis compañeros de lista. Se que hay que cambiar en la legislación, he colaborado y trabajo en conjunto con Cristian Aguirre, como con todos los concejales que trabajan en nuestro Frente. Me siento muy capacitado para continuar esa tarea y darle otros aditamentos nuevos para mejorar muchas otras cosas, no sólo desde adentro del municipio, si no del afuera. Creemos que hacer docencia con el vecinalista es una de las respuestas, y poder resolver las prioridades de los sectores que la necesitan, incluso más que otros. Es necesario entender que el bien común del barrio es lo que importa, no el bien particular».
Uno de los principales proyectos que plantea Marcelo, es el presupuesto para los barrios, ideas que se van desarrollando de las ideas compartidas y de la realidad que viven los sampedreños, «es por eso que quiero ir como concejal, porque soy honesto, transparente, soy una persona que vivió en San Pedro, tengo a toda mi familia aquí, y por sobre todo quiero que mi hijo León viva en un San Pedro sano, feliz, fuerte y seguro. Vamos a trabajar para que todos los niños y las familias puedan tener el San Pedro que queremos y estoy convencido que vamos por ese camino, faltan algunas cositas pero estamos trabajando sobre los objetivos que tenemos como equipo». «Por eso pido que la comunidad de San Pedro nos acompañe el 7 de mayo, votando a Julio Bravo como intendente y a los concejales que lo acompañamos».