Durante la madrugada del 30 de julio, se registró un terremoto que alcanzó una magnitud de 8,8, lo que lo sitúa entre los eventos sísmicos más potentes de la historia moderna.
El sismo, que tuvo su epicentro a 119 kilómetros de la ciudad de Petropávlovsk-Kamchatski, dejó daños en edificios y personas heridas en la principal urbe de la región.
La magnitud del evento activó alertas de tsunami en numerosos países del Pacífico, desde Japón y Hawái hasta América Latina y Oceanía, reavivando el recuerdo de otros grandes terremotos que marcaron la historia reciente.
El poderoso terremoto también tuvo eco en otros países. Guatemala, El Salvador y Japón se encuentran entre los más afectados, donde se registraron, hasta el momento, un muerto, cientos de heridos y viviendas dañadas. Rigen alertas por la posibilidad de réplicas.
Tanto en El Salvador como en Guatemala, el movimiento sísmico causó pérdidas materiales para muchos comerciantes. En las imágenes recopiladas se puede ver cómo las góndolas y estanterías quedan vacías como consecuencia del terremoto.
En Japón, el desastre natural se cobró una vida y cientos de heridos. Además, hubo cortes de luz y varias autopistas sufrieron daños totales, lo que imposibilitó la libre circulación de sus habitantes. Según Vladimir Solodov, gobernador de Kamchatka, lugar del epicentro, “el terremoto fue muy grave y el más fuerte en décadas de temblores”.