La pandemia del coronavirus trastocó la logística de los partidos internacionales. Aeropuertos cerrados, aviones en tierra, clubes que miran con preocupación las cifras de contagios y muertos de este lado del mundo y meditan si ceder o no a sus jugadores, y gobiernos que establecen cuarentenas estrictas configuran un enorme desafío de cara a las eliminatorias sudamericanas. El torneo que definirá los clasificados a Qatar 2022 debería haber empezado en marzo. La FIFA los mudó a septiembre, primero. Y, más tarde, a octubre. La fecha se mantiene. Por ahora.
«Tenemos que trabajar tres o cuatro veces más que antes para mantener viva la industria del fútbol y que los partidos puedan jugarse con todos los protocolos sanitarios vigentes», alega un dirigente de la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol). Consultado sobre la voluntad de los clubes europeos de no prestar a sus jugadores para que representen a sus países, el informante se escuda en el reglamento: «Las eliminatorias son un torneo de FIFA y en el reglamento están estipuladas las penas para quienes no cedan a los futbolistas». Para quien pregunte por la expansión de la enfermedad entre los futbolistas, la Conmebol tiene una cifra: 1,59. Es el porcentaje de positividad en los hisopados realizados en los clubes con competencia internacional desde que comenzaron los testeos.
Los clubes más importantes del Viejo Continente, sin embargo, no parecen convencidos de respetar la letra escrita. Se amparan en la explosión de casos positivos y de fallecidos en los países de Conmebol. «Estamos muy preocupados por la situación. Si no existiera un 100% de seguridad, que es muy difícil de garantizar, no sabemos si vamos a ceder a los jugadores», dice un importante ejecutivo de un club europeo. Varios de sus colegas piensan igual, aunque aguardan alguna decisión oficial para saber si podrán utilizar o no a los mejores futbolistas sudamericanos de sus planteles. Justo en las primeras fechas de sus torneos locales.
«Hay que esperar. No hay más información que la que es de dominio público», aconseja una fuente que conoce los pasillos del cuartel general de la FIFA, en Zurich, Suiza, desde donde monitorean la situación sudamericana desde hace varios meses. Sobre la posibilidad de que los partidos clasificatorios de Conmebol se posterguen, desde el centro de Europa remiten al reglamento. «La FIFA se basa en las necesidades y las propuestas de las confederaciones para definir tanto el formato como el calendario de las respectivas clasificaciones», recuerdan en Suiza. Traducido: Conmebol propone y la FIFA dispone.
Y ahí surge una novedad: hace unos días, el Consejo de la Conmebol había resuelto sugerirle a la FIFA la posibilidad de juntar los dos partidos de octubre con los dos de noviembre: jugar cuatro encuentros en dos semanas del penúltimo mes del año. La propuesta tiene dos ventajas. Por un lado, los «europeos» harían dos viajes en lugar de cuatro. Por el otro, los sistemas hospitalarios tendrían algo más de tiempo para aliviar su estrés actual en la mayoría de los países sudamericanos.
Pasado mañana, los principales dirigentes de Conmebol aparecerán en una reunión virtual por Zoom con el resto de las confederaciones continentales y la FIFA. Es el llamado «grupo de trabajo Covid-19», que evalúa todo lo que se hizo para combatir la pandemia y que la pelota siguiera rodando. El calendario sudamericano será uno de los temas del cónclave, aunque no el excluyente. «Es una reunión de actualización. La FIFA ya sabe que si posterga los partidos de octubre será imposible encontrar un lugar en el almanaque para jugar esos encuentros», cuentan desde Luque (Paraguay), donde está la sede de Conmebol. «Vamos a estudiar qué es lo más lógico», les prometió el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, en un encuentro virtual que tuvo con los dirigentes sudamericanos hace diez días. El viernes debería llegar la respuesta a la sugerencia de jugar cuatro partidos en noviembre.
Ayer, la FIFA resolvió posponer para 2021 el inicio de las eliminatorias en América del Norte, América Central y el Caribe, el territorio de la Concacaf. En julio ya había cambiado el sistema de disputa, favoreciendo a los «países más pesados» de la región (como Estados Unidos o México), que entrarán en una ronda final para definir los tres pasajes a Qatar. El resto de los 30 equipos tendrá que jugar desde marzo del año que viene para tener una chance. «Muchas partes de la región continúan atravesando situaciones de salud pública muy desafiantes y ese ha sido un factor clave en esta decisión. Además, varios países de la confederación han aplicado restricciones de viaje y requisitos de cuarentena que dificultarían enormemente la disputa de partidos internacionales», señalaron FIFA y Concacaf en un comunicado conjunto.
Mientras tanto, cada país sudamericano comenzó hace unos días con la organización de las expediciones para sus dos encuentros programados para el mes próximo. La AFA entiende que es todo «muy complejo», pero ya trabaja para que en La Bombonera, escenario del partido con Ecuador, se cumplan con los protocolos sanitarios. Lo mismo ocurre en el predio de Ezeiza, donde se concentran los combinados nacionales. «Cada asociación se encarga de ver cómo sus jugadores deben venir y volver a sus países de origen», avisó Conmebol. Así, los funcionarios administrativos deberán agudizar el ingenio para que los convocados puedan aterrizar en Ezeiza. O en algún aeropuerto cercano, como San Fernando. Todos los países saben que si quieren tener a los mejores jugadores tendrán que pagar vuelos privados.
En las burbujas sanitarias de los diez países sudamericanas se dará un caso curioso: quienes militen en clubes de Argentina, Venezuela o Bolivia, los tres clubes del continente que para octubre seguirán sin actividad oficial, compartirán centro de entrenamiento con colegas que ya tengan sobre sus espaldas meses de entrenamientos individuales, grupales, partidos amistosos y encuentros por los puntos. O que incluso se hayan ido de vacaciones unos días luego del final de la temporada europea. La disparidad en la preparación será brutal.
Fuente; La Nación.