Las escenas que se vivieron ayer parecieron copiar a las de fines del 2017: una protesta violenta en las calles contra un gobierno no peronista y, en simultáneo, una sesión alborotada por diputados kirchneristas exaltados. Sin embargo, en esa coreografía repetida hubo diferencias que cambiaron el panorama y mostraron una singularidad entre bizarra y peligrosa: barras de fútbol como punta de lanza de la manifestación; dos diputados a las trompadas y otras diputadas a los gritos y tirándose agua. Lo peor es que estos cuatro eran de La Libertad Avanza, un oficialismo atravesado por internas.
La cuestión de las barras de fútbol que fueron usados por la política para embestir contra el Gobierno fue muy comentada y sorprendió, pero no tanto como la perplejidad que produjeron los dos episodios que se vivieron entre legisladores que, se suponía, participaban de un mismo proyecto político y sostenían al mismo presidente: Javier Milei.
Lo que quedó expuesto no es solo que hay internas tan intensas bajo los pies del “triángulo de hierro”, sino que hay una peligrosa falta de conducción en medio del desafío a la Casa Rosada que lanzó en las últimas semanas el peronismo. En esto no hay secretos. En uno de sus últimos posteos, Cristina Kirchner le avisó a Milei que, para ella, al presidente se le dio “vuelta el reloj de arena”.
Lo grave es que Oscar Zago, Lisandro Almirón, Marcela Pagano y Lilia Lemoine -los protagonistas principales de los escándalos- dejaron a la vista que la unidad de La Libertad Avanza, el partido de Gobierno, está lejos de gozar de buena de salud.
Las discusiones entre Zago y Almirón y entre Pagano y Lemoine vienen desde el inicio del gobierno y eclosionaron en medio de una sesión que palpitaba los sonidos de las bombas de estruendo, los gases y pedradas de aquellos que llegaron con el argumento de defender a los jubilados. Como pasó a fines de 2017, cuando el kirchnerismo y sus aliados de izquierda, protagonizaron una batalla campal para frenar una reforma jubilatoria que no solucionó ningún problema y creó nuevos.
El presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, y el titular de la bancada oficialista, el cordobés Gabriel Bornoroni, no estuvieron ajenos a lo que se vivió en la Cámara. Jugó al fleje dando por levantada una sesión, mientras Zago y Almirón se pegaban en un costado y la rosarina Rocío Bonacci y Marcela Pagano cruzaban recriminaciones y se tiraban agua. En algo coincidían: se decían funcionales al kirchnerismo por no levantarse de sus bancas o por sentarse.
Más allá de los argumentos, las rencillas o el pasado, las discusiones y las escenas que se vivieron en la Cámara de Diputados coincidieron con un momento de extrema gravedad para el gobierno de Javier Milei, debido a la decisión del peronismo de avanzar contra el oficialismo en todos los ámbitos.